Escritos
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La barrera entre mis piernas y mis esquemas

Le encontré pensando ¿Será que algún día llegará un momento brillante como para habitar este lugar? ¡Este país de mierda! Lleno de longos asquerosos, idiotas sin educación que huelen a indio, que tienen el presidente que se merecen, hueco del infierno lleno de colombianos ladrones y cubanos que nos quitan el trabajo, nos sacan el pan de la boca, racistas de nosotros mismos, espejismos de Bolívar o de cualquier hijo de las mil putas, sacrílego con zapatos que existes únicamente por qué nadie te dio el gusto de matarte. Mi amor. Hay ladrones de overol que nos aterrorizan en todo rincón de la patria y los de cuello blanco, esos sólo nos roban la ilusión .

Te anuncio que me interpreté esta mañana y el papel fue todo un éxito, predije que había sido una fiel representación de todo lo que odio de mi por las mañanas, y así pasó. Desde que limité mis brazos, debo escribir más para recibir visitas, no serán reales pero duelen como si lo fueran, dolor en forma de picor. Me retracto de todo lo que quieras, pero no me impidas que exprese cada una de mis guturales, inmaduras e imprescindibles formas de ver el mundo, en los colores que mi maldito estado de ánimo escoja y con un volumen; todo menos considerado. Los vecinos serán lo último que querrás que se despierte.

Cada espasmo de libertad que desperdicio, cada milímetro de papel en blanco que subestimo, cada momento de calma que me súper-derriba, cada desperdicio de comida que me infra-desfigura, cada nota musical urbano-marginal que me extorsiona, cada tú y yo retro, cada yo.

Todo tiempo pasado fue mejor y al mismo tiempo me vale un pepino la historia de tu vida. Tu país no es el mío. Yo pertenezco a un lugar mejor. El país que yo sueño, siempre fue mejor.

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