En la repetición está la magia de conocer las verdaderas razones. Me encanta ser reincidente. Es un ‘feeling’ macabro. Es como ir de puerta en puerta repitiendo un discurso de vendedor de religiones, de persona que distribuye enciclopedias que nadie quiere leer, aunque las compre, aunque las odie, aunque no las sepa leer. La revolución empieza por la cocina, dentro de un refrigerador, debajo de los huevos, a la orilla de la leche, en la piel de las frutas, en los ojos de un queso. Volver a comer algo para recordar que no te gusta, eso me pasa siempre con los higos, me saben a tierra, pero a la tierra, es necesario volver a volver. Insistir hasta que alguien note lo ‘intensos’ que somos. Repetir hasta que parezca que morimos en el intento de ser auténticos. No dejar de ser repetitivos, para quedarnos con piso y no volar a tientas. Sentir que se muere cada vez que se intenta, sin necesidad. Se empeñó tanto en ser original que su copia lo asesinó de 14 puñaladas. De grande quiero ser la mezcla exacta de mi papá y mamá, ni más ni menos y también quiero ser genéticamente cursi.
Published on 15 marzo, 2012
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