Month: mayo 2012

Minutos

Foto: Nora Miño Es ese tiempo, que no es mucho, justamente, el que queremos perder, sin reembolso. Un instante, ese que nos sobra, dilapidado irremediablemente. Morir no es tan malo, lo malo es que morimos, sin saberlo, sin entender nada. Dejamos de estar presentes y nos arrepentimos ausentes, en un lugar innombrable. Aprendemos a callar con mayor frecuencia que cuando hablábamos, sin saber lo que decíamos. Esos silencios que nos unen, ese mutismo que nos imponen, esas ganas de decir cosas que callados nos tragamos y enseguida se nos quitan. Autoalabado sea ese clamor que nunca sonó y que cuando no debía ser escuchado fue exhumado para después morir otra vez y después de muerto gratuitamente, gastritis.

Confesiones idiomáticas en última persona

Foto: Roberto Fontanarrosa Hoy me salvaron la vida unas palabras que pasaban por ahí. Ni los aplausos, ni los discursos, nos darán de comer. El video del día que me enseñaste a odiar. El álbum de fotos del día en que mentimos por primera vez. La estrechez de los abrazos de un acto protocolario. Versos descalcificados. Un libro de autoayuda [motivación] como un atropello cognoscitivo. Brújulas con forma de vorágines. Este surmenage que por lo menos me sirvió para ver nacer al sol, este empecinamiento por morirse. Todos los signos de puntuación que me sobraron, están aquí. Miedos que asusten coyunturas. Flagelos que no entretengan por dinero. Melancolías imperecederas sabor a caramelo. Un continuo movimiento que no produce cambios, que me pone nervioso, que me lleva al borde de un abismo ergonómico. Si el volumen de las cosas es proporcional al apetito de los sentidos. Si nuestras mentes viajan en portugués, piensan en inglés y se pelean en quichua. Se enamoran en alemán, se mienten en francés, se perdonan en italiano, se recuerdan en blanco …

Título: opcional [sabor: vainilla]

Buceo en las profundidades de tu esencia. Todas las vainillas que nos trajeron hasta acá. Soy o decidí ser [no sé cuando] una persona ‘dark’ o depresiva, debe ser por eso que al vestirme me gustan los colores más alegres, cuestión de compensación supongo. Me estiro en el tiempo para alcanzar a digerir mis falencias, me refundo en un pasado sin retorno, me desconozco, me desprendo de ese yo, otrora altruista, me perjudico junto a un desayuno antideportivo. No es obligación que todo lleve un título, pero me gusta titular, es como bautizar un niño, el poder de los curas, yo hubiera preferido que me bautice una mujer ¿Y si dios era mujer? Es lo más probable. Siento que escribo cosas que algunos no querrán leer, pero pienso que son parte de mí y que si se quedan dentro, algún día algún desconocido en la calle pagará las consecuencias, igual lo hago, le grito a la gente en la calle, a veces grito para ver quien regresa a ver, a veces nadie, a veces todos, …