Month: agosto 2012

Indispuesto a nada

No estoy en condiciones de alzarte la voz, me siento débil, debe ser el cambio de época, o tal vez sólo sea yo. Vivo al borde de la locura, cada día me despierto a punto de cometer un sinnúmero de insensateces, que jamás termino de ejecutar. Niños que caminan en procesiones pidiendo por la salud de todo el mundo, enfermo. Rezar sin pensar. Escribirte porque siempre me he comunicado mejor así, no por nada más. Nadie es quién pretende ser, ellos murieron ya, uno es quien es, no nadie más. Cada vez que siento el corazón discapacitado. No me conformo con menos que todo. Salpicados todos resultamos culpables. ¡Corromped a los que queráis! Cuando saquemos a limpio, estaremos embarrados ya sin remedio. Por hoy me retiro, dejo de estar. Siempre y cuando. Esta valentía no nos va a durar. Son achaques que heredé de mi propia infancia. Supuestamente. Es el eco de las voces que escucho por las noches y que normalmente no puedo ignorar por culpa del poder de lo inevitable. Gritémonos de frente. …

La centésima cerveza de la cantina

No tengo excusas para seguir viviendo este populismo, estas palabras tan repletas de sentido, pancartas siempre llenas de mensajes que no dan de comer. El entendimiento del vecino es incomprensible para cualquier otra persona. Pertenecemos a una ciudad que se hace llamar metropolitana pero habita faldas de montañas. Me grito a mí mismo para sobresalir en el baño y no pasar como un desconocido de esta soledad, estómago de hambrunas insípidas que respiran porque viven. Sólo cuando nos alejamos del lugar donde sabemos las direcciones, comprendemos que es bueno alejarse. Organizo meetings a los que nadie llega, porque nadie necesita despertarse de nada. Ciudad plagada de huérfanos encefálicos, de sicarios adolescentes que en motos chinas repueblan de cubanos la zona roja que explota de amor venéreo y amariguanado. Entre asilos que no rejuvenecen a nadie, con drogas de prescripción que nadie escogió consumir y consumir con este ritmo así, abrumador. Casas desmejoradas por la humedad que provoca estar vivo. Eludir facturas hasta perder las costumbres. Rendirle tributo al viento para nunca someternos al peso de …