inCONSECUENCIAs
Estoy aprendiendo a callarme la depresión, a sentirme importante para mí, que hacer felices a los demás no me libera de nada, que ser libre no me exime de no portar alas, que tener un arma no justifica usarla, que seguir vivo no significa merecerlo, que sobrevivir no es una cuestión de dinero, que la dignidad no está en algún lugar entre la cédula de identidad y la tarjeta de crédito. En una charla un tipo que no había inventado nada, hablaba sobre nuestra asquerosa ciudad y que todos y todas las que la habitamos, no tenemos inventiva para crear conceptos o tecnología [o ninguna de las dos]. Sentí ganas de suicidarme por un instante, todos debíamos sentirnos así, esa era la intención del discurso, asumo. ¿qué más se puede esperar de un pueblo híbrido, mezcla de tantas razas y culturas que no sabe lo qué quiere, ingobernable, que en la sierra nos entra muy poco oxígeno al cerebro y en la costa demasiado, machistas, sexistas, subordinados por nuestras propias limitaciones y que preferimos refugiarnos …
