Las vejeces de este feto
quedaron pendientes tantas cosas que le fue imposible volver a empezar, qué mal supiste calcular la muerte, qué mal ejemplo diste, sus altercados de bolsillo, el whisky, los libros, el chocolate, la música, el agua de ese lago que volvieron sus piernas de piedra, esas llamadas sin distancia, sin valor, esos suspiros con güitig, esas deudas, niños ricos no videntes, conductores inteligentes, semáforos imprudentes, calles sin nombre de pueblos sin próceres, dancing on ice, vertientes de cerveza rubia en noches afrodescendientes a la orilla de volcanes naranja, la vida es ese sinsentido que gritas sin baterías frente al espejo con el botón de mute aplastado, la ciudad que te deja aplastado, aplastados de postre, constelaciones de mediocres, estrellas de medio pelo, son segundos que pasan cada vez que uno mira por la vitrina, la calle está botada, igual que la ciudad, igual que todo lo que dejamos sin terminar, el baúl de las cosas sin terminar ya no tiene cupo, abarrotados de abarrotes, comer con un dólar, llorar por estupideces, la gentil y amable actitud …
