Lo más triste es más triste cuando nadie te consuela. Saltar a un vacío que alguna vez estuvo lleno de eternas desesperanzas y floridas soledades. Gemir en vano. Paula Fernandes. Lo que alguna vez fue sólido, hoy es soluble. Diluirnos en un té de finos vituperios. Consagrar esta sangre de lágrimas en el nombre de algún dios que tengamos en común. Vitaminas que vienen incluidas en nuestras penas colgadas de cuellos corroídos. Pender de una excusa, justificar de por vida todo con la misma mentira. Despellejarnos las almas con prudencia, sin distancia. Desvalorar nuestras carencias hasta volverlas siniestras, equidistantes a nuestros excesos. Lana del Rey. Se desmoronan como cimientos estos edificios demolidos de décadas luz, que sirvieron de nada y poco. Se hace trizas la cornisa de este lamento hiperbolivariano que antes de tocar suelo, pide imposibles, escuece deslices. Quisiera llorar a mares pero estas lágrimas de mentira no me acompañan, no me desmienten tampoco, me vuelven sordo, me susurran chantajes al oído, me elevan a la categoría de brusco, con vida me sostengo de un pétalo de este paraje, que parece, que estalla. Amy Winehouse. Sueño con ser libre para callármelo todo y depender del sonido para no opinar de nada extraordinario. Me encantaría que las palabras se conviertan en canciones, barcos en botellas, penas en ríos, cartas en sobres, soplos en enfermedades terminales, tormentas en supervivencia, bares góticos en confesionarios. Hoy me despido, no para siempre, para ser mejores, me voy dejando atrás estas frases sueltas que te lastimaron, que nos podían haber costado más que esta vida que nos obligamos a llevar, por desconsuelo, por diplomacia, por esquizofrenia, por la fuerza de nuestra fuerza de voluntad. Te regalo estas flores de plástico, madrugadas de ansiedad, sinceros juegos de guerra y algunas (pocas) cosas más que seguramente olvidaré. Mariela Condo. Te desconozco por un instante que dura el resto de nuestras vidas y me vuelvo a sentir cadáver de esta fiesta de divorcio, de este mundial sin Zlatan, de esta siesta sin ti, de este cantante sin negocio, de estas ventas sin comprador, de esta llama que se paga con monedas de calor inhumano. Te aconsejo que te quedes sin mí taxativamente, que no descuides tu papel en el mundo, que me recuerdes solo cuando no tengas en qué más pensar, no más de un segundo, te dejo unos boletos de bus para que alcances a llegar al aeropuerto que nos vio morir, te dejo toda la plata que tuve, te dejo inadvertida, te olvido mientras vomito, te vuelvo a empezar. Te pido que no me rebajes ante los demás, que te quedes con mis amigos y con mis perros, para que te ladren cuando estés sola, cuando estés sin todos los pedazos de hombre que seguramente no sabrás coleccionar. Ana Tijoux.
Published on 11 junio, 2014
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