Somos los antepenúltimos, no somos legión, no tenemos religión, somos políticamente discapacitados, no confiamos en la intelectualidad de las élites, encontramos el avión en el que fuimos discriminados a bordo, entiéndase bien, no somos de ninguna generación, no usamos leva, cometemos perjurio solo si un caso extremo lo requiere, conocemos la cárcel superficialmente, cultivamos cuerpo y mente a nuestro ridículo modo, concretamente estamos perdidos, creemos que basta con culpar a generaciones o administraciones anteriores, que el karma se encargará, bla bla bla, no hablamos de más, interpretamos el concepto ‘medir las palabras’ pero nos cuesta implementarlo, nos gusta construir sobre lo que otros dejaron destruyendo, sabemos que llegar segundo no es perder, si tu intención era llegar segundo, Cindy Crawford fue un símbolo de nuestra crianza y no «El Che» Guevara, creemos que la política es un mal necesario igual que la muerte o el reggaetón, cantamos en el idioma que nos da la gana y eso no nos hace ni más ni menos patriotas, buscamos en google sin saber lo que buscamos, no necesitamos recorrer el mundo para escribir sobre él, ganamos juicios por placer, aquellos que rozan la ilegalidad, los ganamos también, alguna vez llegamos a algún límite, creeemos que la libertad es una utopía disfrazada de corporaciones, creemos en el control invisible de nuestras vidas, no nos criamos con Chespirito sino cuestionando su naturaleza lastimera, nunca leímos el Manual Del Perfecto Idiota Latinoamericano esperando descubrir que somos una raza superior, nunca nos drogamos con base en antecedentes familares sacados de Laura en América, hablamos con eufemismos, esos mismos que son palabras alrevesadas, esos automasajes bucales que aparentan estar llenos de razón, creíamos que la falta de igualdad no era igual a la desigualdad, dormíamos con la tele encendida, nos estancábamos esperando que nos paguen las deudas, nos aferrábamos a asuntos sin solución, manipulábamos todo de forma inocente, creíamos en desnudos públicos, miradas carcelarias, suspiros pirotécnicos, vimos jueces violando la justicia, creemos que la primavera no existe, que no es necesario viajar para llegar al mar, jamás nos conformamos con la verdad, supimos llegar aunque no hubiera nadie esperándonos, cargamos hasta la tumba nuestros traumas, sabíamos que la verdad dolería, jamás nos regimos por convencionalismos, no creímos que el espejo era el lugar adecuado para quedarnos parados, no olvidamos, no nos quedamos esperando por nosotros mismos, no crecimos, nos simplificamos en un alarido de rebeldía sin causa, sin efecto, sin triunfos ni vanaglorias, aprendimos a heredar, a no callar, a preguntar y a perder.
Published on 30 septiembre, 2014
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