No sé para qué o quién escribo. Criticarte mientras me lees. ¡Testigos que destruyen silenciosamente un panorama ajeno! Forasteros de la injerencia, parásitos sin patria que se automedican su propia mierda, mierdaterapia. Y es que así nos criaron, sin rainbow, con azúcar menos o más refinada, coladas con principios de demencia senil que no brotaban de un envase Tetra Brik. En crisis perpetua, con cada detalle un poquito más tapiñado, sin verdades a lo bruto, ni tanto bruto diciéndolas, con gente que realmente leía la Biblia y no se la fumaba, con nuestra torpeza como única evidencia, riéndonos como estúpidos del absurdo de estar vivos, oliendo flores sin necesidad de tenerlas cerca, convencidos que el mejor de los tiempos todavía no ha llegado, queriendo un Ferrari Testarossa sin darnos cuenta lo estúpidos que nos veríamos en él. Nunca imaginé encontrarte en esta vereda, ni a ti en esta otra, es un honor y una mini apoplejía. As you probably know, we are not it. Los elegidos ya fueron, se confundieron entre ellos y eso llevó a que no se den cuenta quiénes eran, y así sucesivamente. Darte pensando a manera de guía. Editarnos un poco la vida, sin afán de redención, sin afanes, sin revolver tus videoclips intestinales, sin acercarme más de lo que la restricción permita, sin aventurarme a nada que no tenga un mapa de por medio, sin pedirte que me hagas favores o que me llenes la boca o que al menos me asustes un poco para así sacudirnos de este percudido ensimismamiento. Seré un enemigo que no festejará tus caídas, no se regodeará en tus sinsentidos, un enemigo fiel con el que siempre podrás contar, un digno contradictor de tu especie, un enemigo recomendable, casi saludable. Distinguiendo los ocasos de cada momento, me conduzco hacia el final de la velada, intento que las palabras no se superpongan, que no se choquen demasiado las miradas, que no interfiera entre nosotros algún aspaviento o frío pirotécnico. Desbaratar la continuidad de las películas, destruir la estructura de las canciones, feminismo inducido, ultra-machismo añorado, tanto maldito fruto prohibido que demoramos una eternidad en procesar, ese gen curuchupa que no cargamos en la billetera y que convenientemente dejamos de lado, una que otra vez. Esa manía de mirarnos al espejo y pretender repetir cada vez con más ímpetu esos errores que nos llevaron a ser lo que hoy somos, recordar esos aciertos que evitaron que seamos un monstruo diferente, lo primigenio de no estar listo para lo inesperado. No saber qué mas decir. Quedarse dormido con el único propósito de capear la falta de iniciativa que nos carcome. La OMS debería denunciar al desamor, la traición, la bancarrota, la soledad, el desamparo, la indigencia, la desidia, el terrorismo, las farmacéuticas, los fabricantes de armas, al Vaticano, al Banco del Vaticano, a la falta de interés, al descontrol, las pesadillas, los difamadores, los que venden su patria, los que se demoran en reinventarse, los que se callan y los que huyen, sobre todo, a los que huyen.
Published on 3 noviembre, 2015
Deja un comentario
