Escritos
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The day we stop being stupid

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Vas por la calle y no sabes si la persona que camina frente a ti quiere hacerte daño o el sweet love. No vamos a tomar leche por sugestión. Nunca le dije a mi doctor que no sé diferenciar malestar de bienestar, siempre fue capaz de interpretar mis silencios. No vamos a apoyar la minería a gran escala y a cielo abierto solo por que andamos con el cerebro lavado. Dijo que le cuente esa historia de la que no estoy completamente seguro si me siento orgulloso o qué, de cuando fuimos esos seres humanos averiados, que desafían leyes terrenales y estupideces. No vamos a tolerar femicidios solamente porque la gente no acepta el origen y morfología del término. Nadie está enfermo, todos somos redimibles, el del falo color de rosa o el del fondo tupido y frondoso. No vamos a aceptar que las cárceles sigan vacías de culpables cuelliblanquinos. Yo vomito después de cada sesión, dijo, me quedé con ganas de preguntarle por sus tuberías. No vamos a aceptar que nos rechacen y discriminen así porque sí. Yo no me avergüenzo de nada, especialmente de lo ajeno, puedo reír y morirme en tus relatos, susúrralos con confianza. No vamos a olvidar el pasado a menos que nos prohiban hacerlo. Desconocer la consanguinidad y no echarnos a desangrar, sin importar el tiempo que transcurra entre hoy y la muerte. No vamos a sepultar por nada esta censura que al de más arriba no le importa, porque no le llega, porque nada sabe. One day we stop being stupid. Desprenderse de otro ser es reservar un espacio estático en la memoria, que nadie podrá tocar jamás, con la gracia de Dios. Si todos habláramos como las abuelitas. ¿Ablandarnos? bajo ningún pretexto. Absolutamente todo depende de la duración de un beso cualquiera. Abrazos de parientes desconocidos, eso necesito, esa nostalgia entrañable, inexplicable, no concebible. Narcotraficarte hasta detener tu corazón, abusar de tu confianza hasta el desborde. Pasaportes.

 

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