Obligatorio destino único que compartimos todos. Por pies adoloridos guiados, con manos que donde meterse no atinan. Asegurable vida que mientras tanto vivir pretendemos. Menesterosos del poder que creen ser una nueva persona cada amanecer. Ausente predisposición a que cualquier extraño te trate con amabilidad. Gánsters de procesiones internas y pírricos lucros por el autocontrol dominados. Intermitentes ojos que me despierto ansioso por desentrañar. Malditas viudas de la orfandad dominguera de lunes hitchcockianos de pájaros en los ojos y lapidados pollastres. Incapaces de afrontar no un funeral sino despedir enemigos con dignidad. Atolondrados bisoños llenos de basteza que no merecen ser humanos. Humanitario puzle de orquestados siniestros que naturales provocan desengaño y que desencadenados por el hombre luto con sed de venganza generan. Alelados vástagos gobernados por niñitos dictadores en la era del quechuchameimportismo fusilados cada tarde en los cuatro paredones de su mísero lar. Enseñarte quisiera a diferenciar bien de mal y que estén siempre tus principios primero, mas no al revés. A definir de tus prioridades el orden quisiera ayudarte para que por más mareado que te sientas jamás las puedas confundir. Que sin hablarte entiendas que en las acciones y no en el lenguaje tu aprendizaje espera por ti. Que ensordezcan las imágenes y que mil palabras no alcancen para hacerte entender. Ir al mismo lugar, como todos, sin facultad.
