Escritos
Deja un comentario

DSTiempo

Hay una parte de ésta vida, que transcurrió demasiado rápido, tal vez fue la de los sentidos, no la sentí, y si hubiese sido vivida tan vívidamente, como lo fue, tampoco hay pruebas. Llegan recuerdos borrosos, incandescentes burbujas y gritos que no califican como inmaculados, recuerdos de esa tragedia que nos hizo sentir tan pequeños, esa tragedia que mientras no dejó de transcurrir, no dejó que fuéramos siquiera, nuestra mejor versión hormiguística; ningún grano de arena, desde ningún espacio exterior. Y es que en plena muerte, no somos, estamos demasiado concentrados en ser otros, cuidadores, buscadores de excusas huyendo de compromisos, sin un solo minuto para ser, invítenme a todas partes por favor; no iré. Defenderemos con bruxismo, nuestro ego cuadrado, ese que con tanto ingenio nuestros ancestros -sin escatimar artimañas- procuraron fabricar a toda costa, para heredárnoslo, la mayor cantidad de tiempo posible. No creo que sea buen momento para retroceder, recoger pasos y extrapolarlos a éste presente, cambiar de opinión emborrachados en la avenida, no dejar de saltar, hasta que se nos caigan del bolsillo y de la boca, complejos y discrímenes, que se han tomado los cuerpos, ese cerebro muerto de ganas de caducar, locas ganas de tomar un solo -y repentino- shot de whisky, una canción que no por repetirla en un loop infinito, dejará algún día, de decir lo que dice. Apaguémonos.

Fotografía de Esteban Cruz (@OzzyKruz)

Deja un comentario