Escritos
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disconfort

Mi vida es este confort que desperdicié, que desde el primer día (sin entonces saberlo) era una suma de errores, uno detrás de otro. Algo nos explotó en la cara, fue un evento que nos cambiaría para siempre. Unas camisetas blancas, comunes, nos hicieron sentir que éramos parte de, parte de algo, no importa de qué; tal y como cualquier ser humano normal desearía. Era la primera vez que nos quedábamos helados, sin poder reaccionar, acorralados por nuestra propia falta de respuestas. Ahora estamos conversando en círculos. Estrellamos nuestras cabezas contra las paredes de este despacho presidencial tan mundano; tan absortos y autosometidos. Nos convertimos durante un muy conveniente segundo eterno; en nuestra mejor versión, aunque insistan en tratarnos como esclavos, pensando que vivir en esta casa es gratuito y que todo caerá del cielo, que solo por ser un ser muy humano, te lloverán las bendiciones. Ya disfrazados con el overol de grasa ese, un día nos vamos a sacudir, descifrar para qué seguimos con vida, ¿por qué no mueres tú y sí otros? La vida… esa indescifrable injusticia que obligadamente, debemos surfear en Olón.

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