Basura
Nada fue fortuito por ese entonces, ya habíamos entendido que se habían perdido veinte años de nuestra historia en un solo instante, de un vil plumazo, todo el mismo día. Nos habíamos perfumado lo suficiente, y nos sentamos a escuchar aquello que conocíamos, cuando empezó rogábamos para que no nos diéramos cuenta que no estaba pronunciando el discurso que habíamos escrito para él. Habíamos hecho bromas de su falta de movilidad demasiadas veces, las suficientes como para que no nos perdonara, durante el resto de su vida. Sus gustos indefinidos hablaban por él, huevo frito o langosta, le daba igual. Congelaste para siempre el sistema que te había dado forma, mentiste con todos los dientes y en cada formato en el que era legal mentir. El reloj había dejado de andar, gracias a tus designios, nunca fuiste muy brillante, mucho menos como para enterarte del daño que estabas causando, a tantas personas, simultáneamente. Te traicionaste a ti, a la vida, a esos mismos que después aplaudirían tu traición, igual que a los que te repudiarían, …
