Month: octubre 2011

Debajo

Aligerar el peso, sin perderlo. Te presto esto. Te descuento. Necesito tus títulos nobiliarios para mearlos. Requiero tu árbol genealógico para incendiarlo. Tu sangre azul, tu raza aria, tus imperfecciones latinoamericanas, tu afición por la tauromaquia, por el vino, tu alcurnia, tu abolengo, tu raigambre, tú mierda, yo también. La genética de tus lágrimas, la anatomía de tus celos, la geografía de nuestra ignorancia, la hipotermia de nuestras almas, el yoga de nuestros huesos, las sucursales de nuestro infierno, la felicidad de nuestro insomnio, la belleza de nuestra estupidez, la robótica de nuestros intentos, la femineidad de nuestras matanzas, la solidaridad de nuestro acabose.  Somos más o menos racistas, sexistas, machistas (que es malo), feministas (que es bueno) ya que hemos sido demasiado tiempo machistas, alienados, rezagos del pasado, excluidos de nuestra propia historia, es hora de resistirnos ante revoluciones ajenas y ser menos déspotas, violentos, desamorados, ser más ocasionales, incidentales, instrumentales. Valorar lo que parezca y no juzgar lo definitivo. Aparentar y nunca dejar de hacerlo, rehuir a lo auténtico, sortear las capas que …

Sonrisas podridas

  Odiar gente es estar de luto. Odiar de una manera dulce, interminable, genérica, odiar como si fuera primavera, odio gay, odiar a la francesa, a lo profundo,  odiar por odiar, para no perderte, odiarte para poder quererte al amanecer, odio para invertir en el silencio, odiarte con odio embustero, volverte a odiar, sentir odio y luego no; odiar. Me gusta odiarte siempre, con un odio que se traduce en veranos ajenos, en ferias, me invento palabras para odiarte en el anonimato, pretendo que te odio para engañar a la energía, odio la ciencia, odio tu teoría, pero estoy seguro que más te odio a ti, aunque no me correspondas, me alegra tu desinterés por mi odio hacia ti, me conmueve que al proclamarlo me quieras, te odio, no vivo sin odiarte, no puedo dejar de hacerlo, me propongo odiarte más y no puedo, no me interesa que me genere desgaste, que me llene de odio por dentro, que por fuera provoque piedad, sin explosión ni implosión, que me deje volver a querer, que me …

Lecciones de odio vol. 1

Historias que son tan largas de contar, que uno prefiere olvidar. ¿Quién interpretará mi muerte? ¿Y si alguien tergiversa mis palabras? Voy a existir como si fuera una cuestión de elección, como si morirse no fuera una buena idea. La historia de la humanidad está tan llena de odio; como amor nos encargamos de desconocer. La diferencia está entrelíneas, está implícito que el amor ya no vende. Odiar es una manera cobarde de odiarse a uno mismo. En ciertos momentos de la historia hombres [no mujeres] generaron odios; y así: aprendimos a odiarnos. Esa historia que aunque no se vaya a poder, deberíamos dejar de estudiar. Historia de inescrupulosos verdugos que quisiéramos revivir para personalmente, volver a extinguir. Todos dicen que las cosas están bien, pero nadie te ha convencido aún. Una pequeña sensación en tu cuerpo te evita sonreír, es un temblor que recoge firmas para olvidarse de todo, suicidarse para nunca volver a perder el control del amor propio. Escribir cursilerías para luego cerrar los ojos, volverlos a abrir esperando que signifiquen algo, …

El árbol de la heroína

Cada cosa en la vida -sin excepción- es una señal, una emboscada, un espasmo, un exabrupto, un delirio e incluso –aún que no queramos reconocer- un fracaso. No quiero andar por ahí con deudas en la mirada y lágrimas en los bolsillos. Amo mi vida de lecturas apocalípticas y sin hilo conductor. Episodios azarosos y aleatorios que suceden sin un ‘por qué’. Cada vez que hago una lectura de las cosas me pregunto ¿cada cosa tiene tantas lecturas como personas decidan hacerle una? Acabo de decidir unilateral y arbitrariamente que me sigue interesando lo mismo; eso cuya presencia me hacía tan feliz y cuya ausencia me hace tan miserable (cliché). El hito más significativo de mi vida fue el día en que alguien me dijo: “no todo tiene explicación”, igual no le creí. Leo en las paredes ‘he nacido libre’ y me cuestiono la libertad de alguien para hacer una declaración así. Voy por las calles jugando con los abstractos límites de la libertad, con un pie en el viento y el otro en las …