
Vamos a empezar por reconocer que aquí estamos y que esto de andar adivinándonos las mentiras, no puede ser llamado sinergia, los nombres estorbándonos es lo de menos si no sabemos distinguir la proveniencia de tantas caras conocidas, lamento mucho que llevemos apellidos que suenen a lamentos, y aunque mi orientación sexual no es tu problema te voy a advertir que mientras haya consenso, me acuesto con quien me dé la regalada y puta gana, no necesito una religión por lo tanto no adopté ninguna de las cientos disponibles que en el mercado se prostituyen, me gusta colgarte en la cara mi título de mierda, para que no te llegues a confundir y creas que somos iguales, autoflagelarse para de ese dolor dar a luz las más dantescas y lastimosas epopeyas, que por supuesto, nadie llevará al cine. Ignoraremos a tus hijos con todo y su orfandad, justificaremos haberte extraído de tu sofá para matarte, siendo la de no dejarte de matar las veces que sea necesario y jurar ante DIOS que cada muerte valió la pena, la única certeza que tenemos, aunque nos arranquen del suelo mientras del cielo solo lágrimas bajan, justificando la muerte, justificándolo todo, hasta la muerte. Las cabezas de guerra están en guerra en nuestras cabezas, y entre “chirliders” del mismo equipo encarnizadamente nos despellejamos, porque esta clase de tortura is why we fucking (pointlessly) fight. Y es que no lo sabemos aún, pero suplicaremos perdón y saldremos con las rodillas macilentas, nuestro lado femenino razonando, derrotando a la misoginia, sufrir para sufrir, compenetrarnos con el progreso de andar sufriendo con mayor profesionalismo, sufridor nivel plenipotenciario, con espinas clavadas en el corazón que llevamos en la mano, dolorosamente. Tenerle miedo al espejo donde nos mentimos cada mañana para luego/pronto irnos apagando – aunque insistas en oponerte- seguiremos evolucionando inexorablemente y en lugar de tu nombre cuando hablemos de ti pondremos un silencio, quedándose solo tu organismo de plomo morbo perverso y esclavitud precoz, cuando sobrevives todos te olvidan el propio olvido incluido, saber hasta cuando seguiremos luchando por la misma pendejada siendo la veintiúnica razón por la que seguimos solos genealógicamente, ni llamándonos de otra forma existe manera de que no nos volvamos a ver. Nuestra soledad que cuando juntos se desborda y este amor que nació desnudo y morirá así durante las eternidades que nos resten juntos con esta ropa porque nada nos queda para demostrar, estoy a gusto con esta incomodidad de estar aquí, nos limpiaremos el culo con el hecho de que tu mamá nunca más te haya podido volver a besar, entre dos aparecidos matarnos con balas cuyo valor ni siquiera justifica nuestras vidas, empobrecidos pero armamentísticamente empoderados, desprendiéndose de nosotros gota a gota esa soporífera guerra que mata, que nos deja lo más parecido el uno al otro de lo que podemos llegar a ser. Entre ruinas, desaparecidos, así nos vimos, nuestra última vez.
